5
Cuando le avisaron a David, envió a encontrarlos, porque los hombres estaban sumamente avergonzados. Y el rey les dijo: Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y después volved.
6
Al ver los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, los hijos de Amón mandaron a tomar a sueldo a los arameos de Bet-rehob y a los arameos de Soba, veinte mil soldados de a pie, y del rey de Maaca mil hombres, y de Is-tob doce mil hombres.
7
Cuando David se enteró, envió a Joab y a todo el ejército de los valientes.
8
Y los hijos de Amón salieron y se pusieron en orden de batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los arameos de Soba y de Rehob y los hombres de Is-tob y de Maaca estaban aparte en el campo.
9
Viendo Joab que se le presentaba batalla por el frente y por la retaguardia, escogió de entre todos los mejores hombres de Israel, y los puso en orden de batalla contra los arameos.
10
Al resto del pueblo lo colocó al mando de su hermano Abisai y lo puso en orden de batalla contra los hijos de Amón.
11
Y dijo: Si los arameos son demasiado fuertes para mí, entonces tú me ayudarás, y si los hijos de Amón son demasiado fuertes para ti, entonces vendré en tu ayuda.
12
Esfuérzate, y mostrémonos valientes por amor a nuestro pueblo y por amor a las ciudades de nuestro Dios; y que el SEÑOR haga lo que le parezca bien.
13
Entonces se acercó Joab con el pueblo que estaba con él para pelear contra los arameos, y éstos huyeron delante de él.
14
Cuando los hijos de Amón vieron que los arameos huían, ellos también huyeron delante de Abisai y entraron en la ciudad. Entonces Joab se volvió de pelear contra los hijos de Amón y vino a Jerusalén.
15
Al ver los arameos que habían sido derrotados por Israel, volvieron a concentrarse.