13
Entonces Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo yo contigo? Ve a los profetas de tu padre, y a los profetas de tu madre. Y el rey de Israel le respondió: No; porque ha juntado el SEÑOR estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.
14
Y Eliseo dijo: Vive el SEÑOR de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto al rostro de Josafat rey de Judá, no mirara a ti, ni te viera.
15
Mas ahora traedme un tañedor. Y mientras el tañedor tocaba, la mano del SEÑOR vino sobre él;
16
y dijo: Así dijo el SEÑOR: Haced en este valle muchas acequias.
17
Porque el SEÑOR ha dicho así: No veréis viento, ni veréis lluvia, y este valle será lleno de agua, y beberéis vosotros, y vuestras bestias, y vuestros ganados.
18
Y esto es cosa ligera en los ojos del SEÑOR; dará también a los moabitas en vuestras manos.
19
Y heriréis a toda ciudad fortalecida y a toda villa escogida, y talaréis todo buen árbol, y cegaréis todas las fuentes de aguas, y destruiréis con piedras toda tierra fértil.
20
Y aconteció que por la mañana, cuando se ofrece el sacrificio, he aquí vinieron aguas por el camino de Idumea, y la tierra fue llena de aguas.
21
Y todos los de Moab, cuando oyeron que los reyes subían a pelear contra ellos, se juntaron desde todos los que ceñían talabarte arriba, y se pusieron en la frontera.
22
Y cuando se levantaron por la mañana, y el sol salió sobre las aguas, vieron los de Moab desde lejos las aguas bermejas como sangre;
23
y dijeron: ¡Sangre es esta de cuchillo! Los reyes se han revuelto, y cada uno ha muerto a su compañero. Ahora pues, ¡Moab, a la presa!