4
Por ventura oirá el SEÑOR tu Dios todas las palabras de Rabsaces, al cual el rey de los Asirios su señor ha enviado para injuriar al Dios vivo, y reprenderá las palabras, las cuales el SEÑOR tu Dios ha oído; por tanto, eleva oración por las reliquias que aun se hallan.
5
Vinieron pues los siervos del rey Ezequías a Isaías.
6
E Isaías les respondió: Así diréis a vuestro señor: Así dijo el SEÑOR: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.
7
He aquí yo pongo en él un espíritu, y oirá rumor, y volverá a su tierra; y yo haré que en su tierra caiga a cuchillo.
8
Y regresando Rabsaces, halló al rey de Asiria combatiendo a Libna; porque había oído que se había partido de Laquis.
9
Y oyó decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí es salido para hacerte guerra. Entonces volvió él, y envió embajadores a Ezequías, diciendo:
10
Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
11
He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas, ¿y has tú de escapar?
12
¿Por ventura los libraron los dioses de los gentiles, que mis padres destruyeron, es a saber , Gozán, y Harán, y Resef, y los hijos de Edén que estaban en Telasar?
13
¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena, y de Iva?
14
Y tomó Ezequías las letras de mano de los embajadores; y después que las hubo leído, subió a la Casa del SEÑOR, y las extendió Ezequías delante del SEÑOR.
15
Y oró Ezequías delante del SEÑOR, diciendo: SEÑOR Dios de Israel, que habitas sobre los querubines, tú solo eres Dios a todos los reinos de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra.
16
Inclina, oh SEÑOR, tu oído, y oye; abre, oh SEÑOR, tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente.
17
Es verdad, oh SEÑOR, que los reyes de Asiria han destruido los gentiles y sus tierras;
18
y que pusieron en el fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos de hombres, madera o piedra, y así los destruyeron.
19
Ahora, pues, oh SEÑOR Dios nuestro, sálvanos ahora de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que tú solo eres el SEÑOR Dios.
20
Entonces Isaías hijo de Amós envió a decir a Ezequías: Así dijo el SEÑOR, Dios de Israel: Lo que me rogaste acerca de Senaquerib rey de Asiria, he oído.
21
Esta es la palabra que el SEÑOR ha hablado contra él: ¿Te ha menospreciado? ¿Te ha escarnecido, oh virgen hija de Sion? Ha movido su cabeza detrás de ti hija de Jerusalén.
22
¿A quién has injuriado y a quién has blasfemado? ¿Y contra quién has hablado alto, y has alzado en alto tus ojos? Contra el Santo de Israel.
23
Por mano de tus mensajeros has proferido injuria contra el Señor, y has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las cumbres de los montes; a las cuestas del Líbano, y cortaré sus altos cedros, sus hayas escogidas; y entraré a la morada de su término, al monte de su Carmel.
24
Yo he cavado y bebido las aguas ajenas, y he secado con las plantas de mis pies todos los ríos de munición.