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Cuando Eliseo cayó enfermo de muerte, Joás, rey de Israel, fue a verlo. Echándose sobre él, lloró y exclamó:—¡Padre mío, padre mío, carro y fuerza conductora de Israel!
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Eliseo le dijo:—Consigue un arco y varias flechas.Joás así lo hizo.
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Luego Eliseo le dijo:—Empuña el arco.Cuando el rey empuñó el arco, Eliseo puso las manos sobre las del rey
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y le dijo:—Abre la ventana que da hacia el oriente.Joás la abrió, y Eliseo le ordenó:—¡Dispara!Así lo hizo. Entonces Eliseo declaró:—¡Flecha victoriosa del SEÑOR! ¡Flecha victoriosa contra Siria! ¡Tú vas a derrotar a los sirios en Afec hasta acabar con ellos!
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Así que toma las flechas —añadió.El rey las tomó, y Eliseo le ordenó:—¡Golpea el suelo!Joás golpeó el suelo tres veces, y se detuvo.
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Ante eso, el hombre de Dios se enojó y le dijo:—Debiste haber golpeado el suelo cinco o seis veces; entonces habrías derrotado a los sirios hasta acabar con ellos. Pero ahora los derrotarás solo tres veces.
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Después de esto, Eliseo murió y fue sepultado.Cada año, bandas de guerrilleros moabitas invadían el país.
21
En cierta ocasión, unos israelitas iban a enterrar a un muerto, pero de pronto vieron a esas bandas y echaron el cadáver en la tumba de Eliseo. Cuando el cadáver tocó los huesos de Eliseo, ¡el hombre recobró la vida y se puso de pie!