5
Y les dio orden, diciendo: Esto es lo que haréis: una tercera parte de vosotros, los que entran en el día de reposo y hacen la guardia en la casa del rey,
6
harán la guardia en la casa para su defensa; también una tercera parte estará en la puerta Sur, y otra tercera parte en la puerta detrás de los guardias.
7
Dos partes de vosotros, es decir, todos los que salen el día de reposo, también harán la guardia en la casa del SEÑOR junto al rey.
8
Entonces rodearéis al rey, cada uno con sus armas en la mano; y cualquiera que penetre las filas será muerto. Y estad con el rey cuando salga y cuando entre.
9
Y los capitanes de centenas hicieron conforme a todo lo que había ordenado el sacerdote Joiada. Y cada uno de ellos tomó sus hombres, los que habían de entrar en el día de reposo, junto con los que habían de salir el día de reposo, y vinieron al sacerdote Joiada.
10
Entonces el sacerdote dio a los capitanes de centenas las lanzas y los escudos que habían sido del rey David, que estaban en la casa del SEÑOR.
11
Y los guardias se colocaron cada uno con sus armas en la mano, desde el lado derecho de la casa hasta el lado izquierdo de la misma, junto al altar y junto a la casa, alrededor del rey.
12
Entonces Joiada sacó al hijo del rey y le puso la corona, y le dio el libro del testimonio; lo hicieron rey y lo ungieron, y batiendo palmas, gritaron: ¡Viva el rey!
13
Al oír Atalía el ruido de la guardia y del pueblo, se llegó al pueblo en la casa del SEÑOR,
14
y miró, y he aquí el rey estaba de pie junto a la columna, según la costumbre, y los capitanes y los trompetas estaban al lado del rey; y todo el pueblo del país se regocijaba y tocaba trompetas. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y gritó: ¡Traición, traición!
15
Pero el sacerdote Joiada dio orden a los capitanes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo: Sacadla de entre las filas, y al que la siga, matadlo a espada. Porque el sacerdote había dicho: No la matéis en la casa del SEÑOR.