12
Entonces Joiada sacó al hijo del rey y le puso la corona, y le dio el libro del testimonio; lo hicieron rey y lo ungieron, y batiendo palmas, gritaron: ¡Viva el rey!
13
Al oír Atalía el ruido de la guardia y del pueblo, se llegó al pueblo en la casa del SEÑOR,
14
y miró, y he aquí el rey estaba de pie junto a la columna, según la costumbre, y los capitanes y los trompetas estaban al lado del rey; y todo el pueblo del país se regocijaba y tocaba trompetas. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y gritó: ¡Traición, traición!
15
Pero el sacerdote Joiada dio orden a los capitanes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo: Sacadla de entre las filas, y al que la siga, matadlo a espada. Porque el sacerdote había dicho: No la matéis en la casa del SEÑOR.
16
Y le echaron mano; y cuando ella llegó a la entrada de los caballos de la casa del rey, allí la mataron.
17
Entonces Joiada hizo un pacto entre el SEÑOR y el rey y el pueblo, de que ellos serían el pueblo del SEÑOR; asimismo entre el rey y el pueblo.
18
Y todo el pueblo del país fue a la casa de Baal y la derribaron, destruyeron completamente sus altares y sus imágenes y mataron delante de los altares a Matán, sacerdote de Baal. Y el sacerdote nombró oficiales sobre la casa del SEÑOR.
19
Y tomó a los capitanes de centenas, a los cariteos, a los guardias y a todo el pueblo del país, e hicieron descender al rey de la casa del SEÑOR, y vinieron por el camino de la puerta de los guardias a la casa del rey. Y él se sentó en el trono de los reyes.
20
Y todo el pueblo del país se regocijó, y la ciudad quedó tranquila, porque Atalía había sido muerta a espada en la casa del rey.
21
Joás tenía siete años cuando comenzó a reinar.