4
Y sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, en los montes y debajo de todo árbol frondoso.
5
Por lo cual el SEÑOR su Dios lo entregó en manos del rey de los arameos, que lo derrotaron, tomaron de él gran número de cautivos y los llevaron a Damasco. Y también él fue entregado en manos del rey de Israel, el cual lo hirió con gran mortandad.
6
Porque Peka, hijo de Remalías, mató en Judá a ciento veinte mil en un día, todos hombres valientes, porque habían abandonado al SEÑOR, Dios de sus padres.
7
Y Zicri, hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías, hijo del rey, y a Azricam, mayordomo de la casa, y a Elcana, segundo después del rey.
8
Y los hijos de Israel se llevaron cautivos de sus hermanos a doscientos mil, mujeres, hijos e hijas; y tomaron también mucho botín de ellos y se llevaron el botín a Samaria.
9
Pero había allí un profeta del SEÑOR llamado Oded, y éste salió al encuentro del ejército que venía a Samaria, y les dijo: He aquí, porque el SEÑOR, Dios de vuestros padres, estaba airado con Judá, los ha entregado en vuestras manos, y los habéis matado con una furia que ha llegado hasta el cielo.
10
Y ahora os proponéis subyugar a los hijos de Judá y de Jerusalén como esclavos y esclavas vuestros. ¿No tenéis ciertamente transgresiones de parte vuestra contra el SEÑOR vuestro Dios?
11
Ahora pues, oídme, y devolved a los cautivos que capturasteis de vuestros hermanos, porque el furor de la ira del SEÑOR está contra vosotros.
12
Entonces algunos de los jefes de los hijos de Efraín: Azarías, hijo de Johanán, Berequías, hijo de Mesilemot, Ezequías, hijo de Salum, y Amasa, hijo de Hadlai, se levantaron contra los que venían de la batalla,
13
y les dijeron: No traigáis aquí a los cautivos; porque os proponéis traer sobre nosotros culpa contra el SEÑOR, añadiendo a nuestros pecados y a nuestra culpa; porque nuestra culpa es grande y el furor de su ira está contra Israel.
14
Entonces los hombres armados dejaron los cautivos y el botín delante de los oficiales y de toda la asamblea.