15
Y se levantaron los hombres que habían sido designados por nombre y tomaron a los cautivos, y del botín vistieron a todos los desnudos y les dieron vestidos y sandalias; les dieron de comer y de beber y los ungieron, y condujeron en asnos a todos los débiles y los llevaron a Jericó, ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos; entonces volvieron a Samaria.
16
En aquel tiempo el rey Acaz envió a pedir ayuda a los reyes de Asiria.
17
Porque los edomitas habían venido de nuevo y atacado a Judá y se habían llevado algunos cautivos.
18
También los filisteos habían invadido las ciudades de las tierras bajas y del Neguev de Judá, y habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot y Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas, y Gimzo con sus aldeas; y se establecieron allí.
19
Porque el SEÑOR humilló a Judá a causa de Acaz, rey de Israel, pues él había permitido el desenfreno en Judá, y fue muy infiel al SEÑOR.
20
Y vino contra él Tilgat-pilneser, rey de Asiria, y lo afligió en vez de fortalecerlo.
21
Pues Acaz había tomado una porción del tesoro de la casa del SEÑOR, del palacio del rey y de los príncipes, y la había dado al rey de Asiria; pero no le sirvió de nada.
22
Y en el tiempo de su angustia este rey Acaz fue aún más infiel al SEÑOR;
23
sacrificaba a los dioses de Damasco que lo habían derrotado, y decía: Por cuanto los dioses de los reyes de Aram los ayudaron, sacrificaré a ellos para que me ayuden. Pero ellos fueron su ruina y la de todo Israel.
24
Además, cuando Acaz recogió los utensilios de la casa de Dios, hizo pedazos los utensilios de la casa de Dios; cerró las puertas de la casa del SEÑOR e hizo para sí altares en cada rincón de Jerusalén.
25
Y en cada ciudad de Judá hizo lugares altos para quemar incienso a otros dioses, y provocó a ira al SEÑOR, Dios de sus padres.