15
Entonces se encendió la ira del SEÑOR contra Amasías, y le envió un profeta que le dijo: ¿Por qué has buscado a los dioses de otro pueblo, que no han podido librar a su propio pueblo de tu mano?
16
Y mientras hablaba con él, el rey le dijo: ¿Acaso te hemos constituido consejero real? Detente. ¿Por qué buscas que te maten? Entonces el profeta se detuvo, y dijo: Yo sé que Dios ha determinado destruirte, porque has hecho esto y no has escuchado mi consejo.
17
Entonces Amasías, rey de Judá, tomó consejo y envió mensajeros a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, diciendo: Ven, veámonos cara a cara.
18
Y Joás, rey de Israel, envió mensaje a Amasías, rey de Judá, diciendo: El cardo que estaba en el Líbano, envió a decir al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: "Da tu hija por mujer a mi hijo." Pero pasó una fiera que estaba en el Líbano, y pisoteó el cardo.
19
Tú dijiste: "He aquí, he derrotado a Edom"; y tu corazón se ha envanecido para gloriarte. Quédate ahora en tu casa; ¿por qué quieres provocar el mal, de modo que caigas tú y Judá contigo?
20
Pero Amasías no quiso escuchar, porque esto venía de Dios, para entregarlos en mano de Joás, pues ellos habían buscado los dioses de Edom.
21
Y subió Joás, rey de Israel, y él y Amasías, rey de Judá, se enfrentaron en Bet-semes, que pertenece a Judá.
22
Y Judá fue derrotado por Israel, y huyeron, cada uno a su tienda.
23
Entonces Joás, rey de Israel, capturó en Bet-semes a Amasías, rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Joacaz, y lo llevó a Jerusalén; y derribó la muralla de Jerusalén desde la puerta de Efraín hasta la puerta del Angulo, cuatrocientos codos.
24
Y tomó todo el oro y la plata, todos los utensilios que se encontraban con Obed-edom en la casa de Dios, los tesoros de la casa del rey y también los rehenes, y se volvió a Samaria.
25
Y Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel.