9
De hecho, esperábamos morir; pero, como resultado, dejamos de confiar en nosotros mismos y aprendimos a confiar solo en Dios, quien resucita a los muertos.
10
Efectivamente él nos rescató del peligro mortal y volverá a hacerlo de nuevo. Hemos depositado nuestra confianza en Dios, y él seguirá rescatándonos,
11
y ustedes nos están ayudando al orar por nosotros. Entonces mucha gente dará gracias porque Dios contestó bondadosamente tantas oraciones por nuestra seguridad.
12
Cambio de planes de Pablo
Podemos decir con confianza y con una conciencia limpia que, en todos nuestros asuntos, hemos vivido en santidad
y con una sinceridad dadas por Dios. Hemos dependido de la gracia de Dios y no de nuestra propia sabiduría humana. Esa es la forma en que nos hemos comportado ante el mundo y en especial con ustedes.
13
Nuestras cartas fueron transparentes, y no hay nada escrito entre líneas ni nada que no puedan entender. Espero que algún día nos entiendan plenamente,
14
aunque por ahora no nos entiendan. Entonces, en el día que el Señor Jesús
regrese, estarán orgullosos de nosotros de la misma manera que nosotros estamos orgullosos de ustedes.
15
Como estaba tan seguro de su comprensión y confianza, quise darles una doble bendición al visitarlos dos veces:
16
primero de camino a Macedonia, y otra vez al regresar de Macedonia.
Luego podrían ayudarme a seguir mi viaje a Judea.
17
Tal vez se pregunten por qué cambié de planes. ¿Acaso piensan que hago mis planes a la ligera? ¿Piensan que soy como la gente del mundo que dice «sí» cuando en realidad quiere decir «no»?
18
Tan cierto como que Dios es fiel, nuestra palabra a ustedes no oscila entre el «sí» y el «no».
19
Pues Jesucristo, el Hijo de Dios, no titubea entre el «sí» y el «no». Él es aquel de quien Silas,
Timoteo y yo les predicamos, y siendo el «sí» definitivo de Dios, él siempre hace lo que dice.