8
Así que, teniendo sustento y con qué cubrirnos, estemos contentos con esto.
9
Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y en lazo, y en muchas codicias locas y dañosas, que hunden a los hombres en desctrucción y perdición.
10
Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males; lo cual codiciando algunos, se descaminaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
11
Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la tolerancia, la mansedumbre.
12
Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual así mismo eres llamado, habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos.
13
Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que testificó la buena profesión delante de Poncio Pilato,
14
que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta que aparezca nuestro Señor Jesús, el Cristo,
15
al cual a su tiempo mostrará el Bienaventurado y solo Poderoso, Rey de reyes, y Señor de señores;
16
el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver; al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
17
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas inciertas, sino en el Dios viviente, que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos;
18
mas encomiéndales el bien hacer, el hacerse ricos en buenas obras, el dar con facilidad, el comunicar fácilmente;