11
De igual manera, las mujeres deben ser dignas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.
12
Que los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus propias casas.
13
Pues los que han servido bien como diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran confianza en la fe que es en Cristo Jesús.
14
Te escribo estas cosas, esperando ir a ti pronto,
15
pero en caso que me tarde, te escribo para que sepas cómo debe conducirse uno en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad.
16
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: El fue manifestado en la carne, vindicado en el Espíritu, contemplado por ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.