10
Y vino el SEÑOR, y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, que tu siervo oye
11
Y el SEÑOR dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos
12
Aquel día yo despertaré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa. Cuando comenzare, también acabaré
13
Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos se han envilecido, y él no los ha refrenado
14
Y por tanto yo he jurado a la casa de Elí, que la iniquidad de la casa de Elí no será reconciliada jamás, ni con sacrificios ni con presentes
15
Y Samuel estuvo acostado hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa del SEÑOR. Y Samuel temía descubrir la visión a Elí
16
Llamando, pues, Elí a Samuel, le dijo: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí
17
Y dijo: ¿Qué es la palabra que te habló el SEÑOR? Te ruego que no me la encubras. Así te haga Dios y así te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló contigo
18
Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo: El SEÑOR es; haga lo que bien le pareciere
19
Y Samuel creció, y el SEÑOR era con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras
20
Y conoció todo Israel desde Dan hasta Beerseba, que Samuel era fiel profeta del SEÑOR