30
Entonces Saúl se enardeció contra Jonathán, y díjole: Hijo de la perversa y rebelde, ¿no sé yo que tú has elegido al hijo de Isaí para confusión tuya, y para confusión de la vergüenza de tu madre?
31
Porque todo el tiempo que el hijo de Isaí viviere sobre la tierra, ni tú serás firme, ni tu reino. Envía pues ahora, y traémelo, porque ha de morir.
32
Y Jonathán respondió á su padre Saúl, y díjole: ¿Por qué morirá? ¿qué ha hecho?
33
Entonces Saúl le arrojó una lanza por herirlo: de donde entendió Jonathán que su padre estaba determinado á matar á David.
34
Y levantóse Jonathán de la mesa con exaltada ira, y no comió pan el segundo día de la nueva luna: porque tenía dolor á causa de David, porque su padre le había afrentado.
35
Al otro día de mañana, salió Jonathán al campo, al tiempo aplazado con David, y un mozo pequeño con él.
36
Y dijo á su mozo: Corre y busca las saetas que yo tirare. Y como el muchacho iba corriendo, él tiraba la saeta que pasara más allá de él.
37
Y llegando el muchacho adonde estaba la saeta que Jonathán había tirado, Jonathán dió voces tras el muchacho, diciendo: ¿No está la saeta más allá de ti?
38
Y tornó á gritar Jonathán tras el muchacho: Date priesa, aligera, no te pares. Y el muchacho de Jonathán cogió las saetas, y vínose á su señor.
39
Empero ninguna cosa entendió el muchacho: solamente Jonathán y David entendían el negocio.
40
Luego dió Jonathán sus armas á su muchacho, y díjole: Vete y llévalas á la ciudad.