7
Ahora pues, SEÑOR Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy muy joven, que no sé cómo entrar ni salir
8
Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú elegiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud
9
Da pues a tu siervo corazón dócil para juzgar a tu pueblo, para que pueda discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar éste tu pueblo tan grande
10
Y agradó delante del Señor que Salomón pidiera esto
11
Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, mas demandaste para ti entendimiento para oír juicio
12
he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú
13
Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria; tal, que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días
14
Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días
15
Y cuando Salomón despertó, vio que era sueño; y vino a Jerusalén, y se presentó delante del arca del pacto del SEÑOR, y sacrificó holocaustos, e hizo pacíficos; hizo también banquete a todos sus siervos
16
En aquella sazón vinieron dos mujeres rameras al rey, y se presentaron delante de él
17
Y dijo una mujer: ¡Ruego, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa