27
Y habló a sus hijos, y les dijo: Ensilladme un asno. Y ellos se lo ensillaron.
28
Y él fue, y halló su cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león estaban junto al cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni dañado al asno.
29
Y tomando el profeta el cuerpo del varón de Dios, lo puso sobre el asno, y se lo llevó. Y el profeta viejo vino a la ciudad, para endecharle y enterrarle.
30
Y puso su cuerpo en su sepulcro; y le endecharon, diciendo : ¡Ay, hermano mío!
31
Y después que le hubieron enterrado, habló a sus hijos, diciendo: Cuando yo muriere, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; poned mis huesos junto a los suyos.
32
Porque sin duda vendrá lo que él dijo a voces por palabra del SEÑOR contra el altar que está en Bet-el, y contra todas las casas de los altos que están en las ciudades de Samaria.
33
Después de esto no se tornó Jeroboam de su mal camino; antes volvió a hacer sacerdotes de los altos de entre el pueblo, y quien quería se consagraba, y era de los sacerdotes de los altos.
34
Y esto fue causa de pecado a la casa de Jeroboam; por lo cual fue cortada y raída de sobre la faz de la tierra.