23
Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, diciendo:
24
Así dijo el SEÑOR: No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa; porque este negocio yo lo he hecho. Y ellos oyeron la palabra de Dios, y volvieron, y se fueron, conforme a la palabra del SEÑOR.
25
Y reedificó Jeroboam a Siquem en el monte de Efraín, y habitó en ella; y saliendo de allí, reedificó a Penuel.
26
Y dijo Jeroboam en su corazón: Ahora se volverá el reino a la casa de David,
27
si este pueblo subiere a sacrificar a la Casa del SEÑOR en Jerusalén; porque el corazón de este pueblo se convertirá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a mí, y se tornarán a Roboam rey de Judá.
28
Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo : Harto habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto.
29
Y puso el uno en Bet-el, y el otro puso en Dan.
30
Y esto fue ocasión de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante del uno, hasta Dan.
31
Hizo también casa de altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví.
32
Entonces instituyó Jeroboam solemnidad en el mes octavo, a los quince del mes, conforme a la solemnidad que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un altar. Así hizo en Bet-el, sacrificando a los becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el sacerdotes de los altos que él había fabricado.
33
Sacrificó pues sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince del mes octavo, el mes que él había inventado de su corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.