9
Ni tentemos al Cristo, como también algunos de ellos lo tentaron, y perecieron por las serpientes
10
Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor
11
Y estas cosas les acontecieron como figura; y están escritas para nuestra amonestación, en quien los fines de los siglos ha parado
12
Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga
13
No os ha tomado tentación, sino la humana; mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis llevar; antes dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis aguantar
14
Por lo cual, amados míos, huid de la idolatría
15
Como a sabios hablo; juzgad vosotros lo que digo
16
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la confraternidad de la sangre del Cristo? El pan que partimos, ¿no es la confraternidad del cuerpo del Cristo
17
Porque un pan, significa que muchos somos un cuerpo; pues todos participamos de un pan
18
Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios ¿no son partícipes del altar
19
¿Qué pues digo? ¿Que el ídolo es algo? ¿O que lo que es sacrificado a los ídolos es algo
20
Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no querría que vosotros fuerais partícipes de los demonios
21
No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis ser partícipes de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios
22
¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él
23
Todo me es lícito, mas no todo conviene; todo me es lícito, mas no todo edifica
24
Ninguno busque su propio bien, sino el del otro
25
De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia
26
porque del Señor es la tierra y su plenitud
27
Y si algún incrédulo os llama, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia
28
Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos, no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por causa de la conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud
29
La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por otra conciencia
30
Y si yo con gracia de Dios comparto, ¿por qué he de ser blasfemado por aquello de que doy gracias
31
Pues si coméis, o si bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios
32
Sed sin ofensa ni a judíos, ni a gentiles, ni a la Iglesia de Dios
33
como también yo en todas las cosas complazco a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos