10
Todavía, hermanos, os ruego por el Nombre del Señor nuestro, Jesús el Cristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, antes seáis perfectos, unidos en un mismo entendimiento y en un mismo parecer
11
Porque me ha sido declarado de vosotros, hermanos míos, por los que son de Cloé, que hay entre vosotros contiendas
12
quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; pues yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo
13
¿Está dividido el Cristo? ¿Fue colgado en el madero Pablo por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo
14
Doy gracias a Dios, que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo
15
para que ninguno diga que habéis sido bautizados en mi nombre
16
Y también bauticé la casa de Estéfanas; mas no sé si he bautizado algún otro
17
Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio; no en sabiduría de palabras, para que no sea hecho vano el madero del Cristo
18
Porque la Palabra del madero a la verdad es locura a los que se pierden; mas a los que se salvan, es a decir, a nosotros, es potencia de Dios
19
Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y reprobaré la inteligencia de los entendidos
20
¿Qué es del sabio? ¿Qué del escriba? ¿Qué del filósofo de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría de este mundo
21
Porque en la sabiduría de Dios, por no haber el mundo conocido a Dios por sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación
22
Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría
23
pero nosotros predicamos a Cristo colgado en el madero, que es a los judíos ciertamente tropezadero, y a los gentiles locura
24
pero a los llamados, así judíos como griegos, Cristo es potencia de Dios, y sabiduría de Dios
25
Porque lo loco de Dios es más sabio que los hombres; y lo flaco de Dios es más fuerte que los hombres
26
Porque mirad, hermanos, vuestra vocación: que no sois muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles
27
antes lo que es la locura del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo que es la flaqueza del mundo escogió Dios, para avergonzar lo fuerte
28
y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios; y lo que no es, para deshacer lo que es
29
para que ninguna carne se jacte en su presencia
30
De él sin embargo vosotros sois renacidos en Cristo Jesús, el cual nos es hecho de Dios sabiduría, y justicia, y santificación, y redención