22
A la viuda y al huérfano no afligiréis.
23
Si lo afliges y él clama a mí, ciertamente yo escucharé su clamor,
24
y se encenderá mi ira y os mataré a espada, y vuestras mujeres quedarán viudas y vuestros hijos huérfanos.
25
Si prestas dinero a mi pueblo, a los pobres entre vosotros, no serás usurero con él; no le cobrarás interés.
26
Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol,
27
porque es su único abrigo; es el vestido para su cuerpo. ¿En qué otra cosa dormirá? Y será que cuando él clame a mí, yo le oiré, porque soy clemente.
28
No maldecirás a Dios, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.
29
No demorarás la ofrenda de tu cosecha ni de tu vendimia. Me darás el primogénito de tus hijos.
30
Lo mismo harás con tus bueyes y con tus ovejas. Siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.
31
Y seréis para mí hombres santos. No comeréis carne despedazada por las fieras en el campo; a los perros la echaréis.