19
Por siete días no se hallará levadura en vuestras casas, porque cualquiera que comiere leudado, así extranjero como natural de la tierra, aquella alma será cortada de la congregación de Israel.
20
Ninguna cosa leudada comeréis; en todas vuestras habitaciones comeréis panes sin levadura.
21
Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad, y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua.
22
Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.
23
Porque el SEÑOR pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará el SEÑOR aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir.
24
Y guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre.
25
Y será, cuando habréis entrado en la tierra que el SEÑOR os dará, como os lo ha prometido, guardaréis este servicio.
26
Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este vuestro servicio?
27
Vosotros responderéis: Esta es la víctima de la Pascua del SEÑOR, el cual pasó las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.
28
Y los hijos de Israel se fueron, e hicieron como el SEÑOR había mandado a Moisés y a Aarón, así lo hicieron.
29
Y aconteció que a la medianoche el SEÑOR hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito del Faraón que estaba sentado sobre su trono, hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales.