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Un sábado, durante la estadía de los israelitas en el desierto, un hombre fue sorprendido recogiendo leña.
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Quienes lo sorprendieron lo llevaron ante Moisés y Aarón, y ante toda la comunidad.
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Al principio solo quedó detenido, porque no estaba claro qué se debía hacer con él.
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Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: «Ese hombre debe morir. Que toda la comunidad lo apedree fuera del campamento».
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Así que la comunidad lo llevó fuera del campamento y lo apedreó hasta matarlo, tal como el SEÑOR se lo ordenó a Moisés.