4
Al populacho que iba con ellos le vino un apetito voraz. Y también los israelitas volvieron a llorar, y dijeron: «¡Quién nos diera carne!
5
¡Cómo echamos de menos el pescado que comíamos gratis en Egipto! ¡También comíamos pepinos y melones, y puerros, cebollas y ajos!
6
Pero ahora, tenemos reseca la garganta; ¡y no vemos nada que no sea este maná!»
7
A propósito, el maná se parecía a la semilla del cilantro y brillaba como la resina.
8
El pueblo salía a recogerlo, y lo molía entre dos piedras, o bien lo machacaba en morteros, y lo cocía en una olla o hacía pan con él. Sabía a pan amasado con aceite.
9
Por la noche, cuando el rocío caía sobre el campamento, también caía el maná.