8
»O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No enciende una lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?
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Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo; ya encontré la moneda que se me había perdido”.
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Les digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente.