1
Hubo un levita que tomó por esposa a una mujer de su propia tribu.
2
La mujer quedó embarazada y tuvo un hijo, y al verlo tan hermoso lo escondió durante tres meses.
3
Cuando ya no pudo seguir ocultándolo, preparó una cesta de papiro, la embadurnó con brea y asfalto y, poniendo en ella al niño, fue a dejar la cesta entre los juncos que había a la orilla del Nilo.
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Pero la hermana del niño se quedó a cierta distancia para ver qué pasaría con él.
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En eso, la hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo. Sus doncellas, mientras tanto, se paseaban por la orilla del río. De pronto la hija del faraón vio la cesta entre los juncos, y ordenó a una de sus esclavas que fuera por ella.
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Cuando la hija del faraón abrió la cesta y vio allí dentro un niño que lloraba, le tuvo compasión y exclamó:—¡Es un niño hebreo!
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La hermana del niño preguntó entonces a la hija del faraón:—¿Quiere usted que vaya y llame a una nodriza hebrea, para que críe al niño por usted?
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—Ve a llamarla —contestó.La muchacha fue y trajo a la madre del niño,
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y la hija del faraón le dijo:—Llévate a este niño y críamelo. Yo te pagaré por hacerlo.Fue así como la madre del niño se lo llevó y lo crió.
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Ya crecido el niño, se lo llevó a la hija del faraón, y ella lo adoptó como hijo suyo; además, le puso por nombre Moisés, pues dijo: «¡Yo lo saqué del río!»