29
Entonces el rey mandó convocar a todos los ancianos de Judá y Jerusalén.
30
Acompañado de todos los habitantes de Judá y de Jerusalén, de los sacerdotes, de los levitas y, en fin, de la nación entera, desde el más grande hasta el más pequeño, el rey subió al templo del SEÑOR y, en presencia de ellos, leyó todo lo que dice el libro del pacto que fue hallado en el templo del SEÑOR.
31
Después se puso de pie, junto a la columna del rey, y ante el SEÑOR renovó el pacto. Se comprometió a seguir al SEÑOR y a poner en práctica, de todo corazón y con toda el alma, sus mandamientos, preceptos y decretos, cumpliendo así las palabras del pacto escritas en este libro.
32
Después hizo que todos los que se encontraban en Jerusalén y en Benjamín confirmaran el pacto. Y así los habitantes de Jerusalén actuaron según el pacto del Dios de sus antepasados.
33
Josías suprimió todas las costumbres detestables que había en todo el territorio de los israelitas, e hizo que todos los que se hallaban en Israel adoraran al SEÑOR su Dios. Mientras Josías vivió, no abandonaron al SEÑOR, Dios de sus antepasados.