18
Queridos hijos, esta es la hora final, y así como ustedes oyeron que el anticristo vendría, muchos son los anticristos que han surgido ya. Por eso nos damos cuenta de que esta es la hora final.
19
Aunque salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.
20
Todos ustedes, en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la verdad.
21
No les escribo porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad.
22
¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.
23
Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre.
24
Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes permanecerán también en el Hijo y en el Padre.
25
Esta es la promesa que él nos dio: la vida eterna.
26
Estas cosas les escribo acerca de los que procuran engañarlos.
27
En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica —no es falsa— y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él, tal y como él les enseñó.