8
»Gente de muchas naciones pasará por las ruinas de la ciudad y se dirán el uno al otro: “¿Por qué habrá destruido el Señor
esta gran ciudad?”.
9
Y la contestación será: “Porque violaron su pacto con el Señor
su Dios al rendir culto a otros dioses”».
10
Mensaje acerca de Joacaz
No lloren por el rey muerto ni lamenten su pérdida.
¡En cambio, lloren por el rey cautivo que se llevan al exilio
porque nunca más volverá para ver su tierra natal!
11
Pues esto dice el Señor
acerca de Joacaz,
quien sucedió en el trono a su padre, el rey Josías, y fue llevado cautivo: «Él nunca regresará.
12
Morirá en una tierra lejana y nunca más verá su propio país».
13
Mensaje acerca de Joacim
Y el Señor
dice: «¡Qué aflicción le espera a Joacim,
que edifica su palacio con trabajo forzado!
Construye las paredes a base de injusticia,
porque obliga a sus vecinos a trabajar,
y no les paga por su trabajo.
14
Dice: “Construiré un palacio magnífico
con habitaciones enormes y muchas ventanas.
Lo revestiré con cedro fragante
y lo pintaré de un rojo agradable”.
15
¡Pero un hermoso palacio de cedro no hace a un gran rey!
Josías, tu padre, también tenía mucha comida y bebida;
pero él era justo y recto en todo lo que hacía.
Por esa razón Dios lo bendijo.
16
Hizo justicia al pobre y al necesitado y los ayudó,
y le fue bien en todo.
¿No es eso lo que significa conocerme?
—dice el Señor
—.
17
¡Pero tú, solo tienes ojos para la avaricia y la deshonestidad!
Asesinas al inocente,
oprimes al pobre y reinas sin piedad».
18
Por lo tanto, esto dice el Señor
acerca de Joacim, hijo del rey Josías:
«El pueblo no llorará por él, lamentandose entre sí:
“¡Ay, mi hermano! ¡Ay, mi hermana!”.
Sus súbditos no llorarán por él, lamentando:
“¡Ay, nuestro amo ha muerto! ¡Ay, su esplendor se ha ido!”.