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El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.
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Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
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Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
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Pues así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que entró Noé en el arca,
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y no comprendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será la venida del Hijo del Hombre.
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Entonces estarán dos en el campo; uno será llevado y el otro será dejado.
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Dos mujeres estarán moliendo en el molino; una será llevada y la otra será dejada.
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Por tanto, velad, porque no sabéis en qué día vuestro Señor viene.
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Pero comprended esto: si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en su casa.
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Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre.
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¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente a quien su señor puso sobre los de su casa para que les diera la comida a su tiempo?
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Dichoso aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así.
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De cierto os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes.
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Pero si aquel siervo es malo, y dice en su corazón: "Mi señor tardará";
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y empieza a golpear a sus consiervos, y come y bebe con los que se emborrachan,
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vendrá el señor de aquel siervo el día que no lo espera, y a una hora que no sabe,
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y lo azotará severamente y le asignará un lugar con los hipócritas; allí será el llanto y el crujir de dientes.