4
y a éstos les dijo: "Id también vosotros a la viña, y os daré lo que sea justo." Y ellos fueron.
5
Volvió a salir como a la hora sexta y a la novena , e hizo lo mismo.
6
Y saliendo como a la hora undécima , encontró a otros parados, y les dijo<***>: "¿Por qué habéis estado aquí parados todo el día sin trabajar?"
7
Ellos le dijeron<***>: "Porque nadie nos contrató." El les dijo<***>: "Id también vosotros a la viña."
8
Y al atardecer, el señor de la viña dijo<***> a su mayordomo: "Llama a los obreros y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta los primeros."
9
Cuando llegaron los que habían sido contratados como a la hora undécima, cada uno recibió un denario.
10
Y cuando llegaron los que fueron contratados primero, pensaban que recibirían más; pero ellos también recibieron un denario cada uno.
11
Y al recibirlo, murmuraban contra el hacendado,
12
diciendo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, pero los has hecho iguales a nosotros que hemos soportado el peso y el calor abrasador del día."
13
Pero respondiendo él, dijo a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia; ¿no conviniste conmigo en un denario?
14
"Toma lo que es tuyo, y vete; pero yo quiero darle a este último lo mismo que a ti.
15
"¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo que es mío? ¿O es tu ojo malo porque yo soy bueno?"
16
Así, los últimos serán primeros, y los primeros, últimos.
17
Cuando Jesús iba subiendo a Jerusalén, tomó aparte a los doce discípulos, y por el camino les dijo:
18
He aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y escribas, y le condenarán a muerte;
19
y le entregarán a los gentiles para burlarse de El, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará.
20
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante El y pidiéndole algo.
21
Y El le dijo: ¿Qué deseas? Ella le dijo<***>: Ordena que en tu reino estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
22
Pero respondiendo Jesús, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber? Ellos le dijeron<***>: Podemos.
23
El les dijo<***>: Mi copa ciertamente beberéis, pero sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es mío el concederlo, sino que es para quienes ha sido preparado por mi Padre.
24
Al oír esto, los diez se indignaron contra los dos hermanos.
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Pero Jesús, llamándolos junto a sí, dijo: Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos.
26
No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor,
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y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo;
28
así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
29
Al salir de Jericó, le siguió una gran multitud.
30
Y he aquí, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que Jesús pasaba, gritaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
31
Y la gente los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más aún, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
32
Deteniéndose Jesús, los llamó, y dijo: ¿Qué queréis que yo haga por vosotros?
33
Ellos le dijeron<***>: Señor, deseamos que nuestros ojos sean abiertos.
34
Entonces Jesús, movido a compasión, tocó los ojos de ellos, y al instante recobraron la vista, y le siguieron.