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Pero viendo la fuerza del viento tuvo miedo, y empezando a hundirse gritó, diciendo: ¡Señor, sálvame!
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Y al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo<***>: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?
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Cuando ellos subieron a la barca, el viento se calmó.
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Entonces los que estaban en la barca le adoraron, diciendo: En verdad eres Hijo de Dios.
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Terminada la travesía, bajaron a tierra en Genesaret.
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Y cuando los hombres de aquel lugar reconocieron a Jesús, enviaron a decirlo por toda aquella comarca de alrededor y le trajeron todos los que tenían algún mal.
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Y le rogaban que les dejara tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que lo tocaban quedaban curados.