8
Porque Jesús le decía: Sal del hombre, espíritu inmundo.
9
Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y él le dijo<***>: Me llamo Legión, porque somos muchos.
10
Entonces le rogaba con insistencia que no los enviara fuera de la tierra.
11
Y había allí una gran piara de cerdos paciendo junto al monte.
12
Y los demonios le rogaron, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos.
13
Y El les dio permiso. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se precipitó por un despeñadero al mar, y en el mar se ahogaron.
14
Y los que cuidaban los cerdos huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y la gente vino a ver qué era lo que había sucedido.
15
Y vinieron<***> a Jesús, y vieron<***> al que había estado endemoniado, sentado, vestido y en su cabal juicio, el mismo que había tenido la legión; y tuvieron miedo.
16
Y los que lo habían visto les describieron cómo le había sucedido esto al endemoniado, y lo de los cerdos.
17
Y comenzaron a rogarle que se fuera de su comarca.
18
Al entrar El en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejara acompañarle.