37
Entonces vino<***> y los halló<***> durmiendo, y dijo<***> a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No pudiste velar ni por una hora?
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Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
39
Se fue otra vez y oró, diciendo las mismas palabras.
40
Y vino de nuevo y los halló durmiendo, porque sus ojos estaban muy cargados de sueño; y no sabían qué responderle.
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Vino<***> por tercera vez, y les dijo<***>: ¿Todavía estáis durmiendo y descansando? Basta ya; ha llegado la hora; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.
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Levantaos, vámonos; mirad, está cerca el que me entrega.
43
En ese momento, mientras todavía estaba El hablando, llegó<***> Judas, uno de los doce, acompañado de una multitud con espadas y garrotes, de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
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Y el que le entregaba les había dado una señal, diciendo: Al que yo bese, ése es; prendedle y llevadle con seguridad.
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Y habiendo llegado, inmediatamente se acercó a El diciendo: ¡Rabí! Y le besó.
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Entonces ellos le echaron mano y le prendieron.
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Pero uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja.