58
Un poco después, otro al verlo, dijo: ¡Tú también eres uno de ellos! Pero Pedro dijo: ¡Hombre, no es cierto!
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Pasada como una hora, otro insistía, diciendo: Ciertamente éste también estaba con El, pues él también es galileo.
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Pero Pedro dijo: Hombre, yo no sé de qué hablas. Y al instante, estando él todavía hablando, cantó un gallo.
61
Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro. Y recordó Pedro la palabra del Señor, cómo le había dicho: Antes que el gallo cante hoy, me negarás tres veces.
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Y saliendo fuera, lloró amargamente.
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Los hombres que tenían a Jesús bajo custodia, se burlaban de El y le golpeaban;
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y vendándole los ojos, le preguntaban, diciendo: Adivina, ¿quién es el que te ha golpeado?
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También decían muchas otras cosas contra El, blasfemando.
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Cuando se hizo de día, se reunió el concilio de los ancianos del pueblo, tanto los principales sacerdotes como los escribas, y llevaron a Jesús ante su concilio, diciendo:
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Si tú eres el Cristo, dínoslo. Pero El les dijo: Si os lo digo, no creeréis;
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y si os pregunto, no responderéis.