15
porque yo os daré palabras y sabiduría que ninguno de vuestros adversarios podrá resistir ni refutar.
16
Pero seréis entregados aun por padres, hermanos, parientes y amigos; y matarán a algunos de vosotros,
17
y seréis odiados de todos por causa de mi nombre.
18
Sin embargo, ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.
19
Con vuestra perseverancia ganaréis vuestras almas.
20
Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su desolación está cerca.
21
Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes, y los que estén en medio de la ciudad, aléjense; y los que estén en los campos, no entren en ella;
22
porque estos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.
23
¡Ay de las que estén encinta y de las que estén criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad sobre la tierra, e ira para este pueblo;
24
y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.
25
Y habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra, angustia entre las naciones, perplejas a causa del rugido del mar y de las olas,
26
desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las potencias de los cielos serán sacudidas.
27
Y entonces verán AL HIJO DEL HOMBRE QUE VIENE EN UNA NUBE con poder y gran gloria.
28
Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención.
29
Y les refirió una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.