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Y no podían sorprenderle en palabra alguna delante del pueblo; y maravillados de su respuesta, callaron.
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Y acercándose a El algunos de los saduceos (los que dicen que no hay resurrección), le preguntaron,
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diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: "SI EL HERMANO DE ALGUNO MUERE, teniendo MUJER, Y NO DEJA HIJOS, que SU HERMANO TOME LA MUJER Y LEVANTE DESCENDENCIA A SU HERMANO."
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Eran, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin dejar hijos;
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y el segundo
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y el tercero la tomaron; y de la misma manera también los siete, y murieron sin dejar hijos.
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Por último, murió también la mujer.
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Por tanto, en la resurrección, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer.
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Y Jesús les dijo: Los hijos de este siglo se casan y son dados en matrimonio,
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pero los que son tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan ni son dados en matrimonio;
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porque tampoco pueden ya morir, pues son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección.
37
Pero que los muertos resucitan, aun Moisés lo enseñó, en aquel pasaje sobre la zarza ardiendo, donde llama al Señor, EL DIOS DE ABRAHAM, Y DIOS DE ISAAC, Y DIOS DE JACOB.
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El no es Dios de muertos, sino de vivos; porque todos viven para El.
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Y algunos de los escribas respondieron, y dijeron: Maestro, bien has hablado.
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Porque ya no se atrevían a preguntarle nada.
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Entonces El les dijo: ¿Cómo es que dicen que el Cristo es el hijo de David?
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Pues David mismo dice en el libro de los Salmos: EL SEÑOR DIJO A MI SEÑOR: "SIENTATE A MI DIESTRA,
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HASTA QUE PONGA A TUS ENEMIGOS POR ESTRADO DE TUS PIES."
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David, por tanto, le llama "Señor." ¿Cómo, pues, es El su hijo?
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Mientras todo el pueblo escuchaba, dijo a los discípulos:
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Cuidaos de los escribas, a quienes les gusta andar con vestiduras largas, y son amantes de los saludos respetuosos en las plazas, y de ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes;