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Habiendo entrado Jesús en Jericó, pasaba por la ciudad.
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Y un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los recaudadores de impuestos y era rico,
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trataba de ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, ya que él era de pequeña estatura.
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Y corriendo delante, se subió a un sicómoro para verle, porque Jesús estaba a punto de pasar por allí.
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Cuando Jesús llegó al lugar, miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo, date prisa y desciende, porque hoy debo quedarme en tu casa.
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Entonces él se apresuró a descender y le recibió con gozo.
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Y al ver esto, todos murmuraban, diciendo: Ha ido a hospedarse con un hombre pecador.
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Y Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres, y si en algo he defraudado a alguno, se lo restituiré cuadruplicado.
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Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa, ya que él también es hijo de Abraham;
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porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.
11
Estando ellos oyendo estas cosas, continuando Jesús, dijo una parábola, porque El estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro.