30
diciendo: "Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar."
31
¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con diez mil hombres es bastante fuerte como para enfrentarse al que viene contra él con veinte mil?
32
Y si no, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación y pide condiciones de paz.
33
Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo.
34
Por tanto, buena es la sal, pero si también la sal ha perdido su sabor, ¿con qué será sazonada?
35
No es útil ni para la tierra ni para el muladar; la arrojan fuera. El que tenga oídos para oír, que oiga.