18
Entonces decía: ¿A qué es semejante el reino de Dios y con qué lo compararé?
19
Es semejante a un grano de mostaza que un hombre tomó y echó en su huerto; y creció y se hizo árbol, y LAS AVES DEL CIELO ANIDARON EN SUS RAMAS.
20
Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios?
21
Es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo quedó fermentado.
22
Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, mientras proseguía camino a Jerusalén.
23
Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y El les dijo:
24
Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos tratarán de entrar y no podrán.
25
Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, y vosotros, estando fuera, comencéis a llamar a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos", El respondiendo, os dirá: "No sé de dónde sois."
26
Entonces comenzaréis a decir: "Comimos y bebimos en tu presencia, y enseñaste en nuestras calles;"
27
y El dirá: "Os digo que no sé de dónde sois; APARTAOS DE MI, TODOS LOS QUE HACEIS INIQUIDAD."
28
Allí será el llanto y el crujir de dientes cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros echados fuera.