2
Esta será la ley del leproso en los días de su purificación. Será llevado al sacerdote,
3
y el sacerdote saldrá fuera del campamento. El sacerdote lo examinará, y si la infección ha sido sanada en el leproso,
4
el sacerdote mandará tomar dos avecillas vivas y limpias, madera de cedro, un cordón escarlata e hisopo para el que ha de ser purificado.
5
Después el sacerdote mandará degollar una de las avecillas en una vasija de barro sobre agua corriente.
6
En cuanto a la avecilla viva, la tomará junto con la madera de cedro, el cordón escarlata y el hisopo, y los mojará juntamente con la avecilla viva en la sangre del ave muerta sobre el agua corriente.
7
Después rociará siete veces al que ha de ser purificado de la lepra, lo declarará limpio, y soltará al ave viva en campo abierto.
8
Luego el que ha de ser purificado lavará su ropa, se rasurará todo el cabello, se bañará en agua y quedará limpio. Después podrá entrar al campamento, pero por siete días permanecerá fuera de su tienda.
9
Y sucederá que en el séptimo día se rasurará todo el cabello: se rasurará la cabeza, la barba y las cejas; todo su cabello. Entonces lavará su ropa y se lavará el cuerpo en agua, y quedará limpio.
10
En el octavo día tomará dos corderos sin defecto, una cordera de un año sin defecto, tres décimas de un efa de flor de harina mezclada con aceite como ofrenda de cereal y un log de aceite;
11
y el sacerdote que lo declare limpio, presentará delante del SEÑOR al hombre que ha de ser purificado, con las ofrendas, a la entrada de la tienda de reunión.
12
Entonces el sacerdote tomará uno de los corderos y lo traerá como ofrenda por la culpa, con el log de aceite, y los presentará como ofrenda mecida delante del SEÑOR.