21
Pero los hijos de Benjamín no expulsaron a los jebuseos que vivían en Jerusalén; así que los jebuseos han vivido con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta el día de hoy.
22
De igual manera la casa de José subió contra Betel; y el SEÑOR estaba con ellos.
23
Y la casa de José envió espías a Betel (el nombre de la ciudad antes era Luz).
24
Y vieron los espías a un hombre que salía de la ciudad y le dijeron: Te rogamos que nos muestres la entrada de la ciudad y te trataremos con misericordia.
25
El les mostró la entrada de la ciudad; e hirieron la ciudad a filo de espada, mas dejaron ir al hombre y a toda su familia.
26
Y el hombre fue a la tierra de los heteos y edificó una ciudad a la que llamó Luz; y este es su nombre hasta hoy.
27
Pero Manasés no tomó posesión de Bet-seán y sus aldeas, ni de Taanac y sus aldeas, ni de los habitantes de Dor y sus aldeas, ni de los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni de los habitantes de Meguido y sus aldeas; y los cananeos persistían en habitar en aquella tierra.
28
Y sucedió que cuando Israel se hizo fuerte, sometieron a los cananeos a trabajos forzados, pero no los expulsaron totalmente.
29
Tampoco Efraín expulsó a los cananeos que habitaban en Gezer; y los cananeos habitaron en medio de ellos en Gezer.
30
Zabulón no expulsó a los habitantes de Quitrón, ni a los habitantes de Naalal; de manera que los cananeos habitaron en medio de ellos y fueron sometidos a trabajos forzados.
31
Aser no expulsó a los habitantes de Aco, ni a los habitantes de Sidón, ni de Ahalb, ni de Aczib, ni de Helba, ni de Afec, ni de Rehob.
32
Así que los de Aser habitaron entre los cananeos, los habitantes de aquella tierra, porque no los expulsaron.
33
Neftalí no expulsó a los habitantes de Bet-semes, ni a los habitantes de Bet-anat, sino que habitó entre los cananeos, los habitantes de aquella tierra; y los habitantes de Bet-semes y de Bet-anat fueron sometidos a trabajos forzados.
34
Entonces los amorreos forzaron a los hijos de Dan hacia la región montañosa, y no los dejaron descender al valle.
35
Y los amorreos persistieron en habitar en el monte de Heres, en Ajalón y en Saalbim; pero cuando el poder de la casa de José se fortaleció, fueron sometidos a trabajos forzados.
36
El límite de los amorreos fue desde la subida de Acrabim, desde Sela hacia arriba.