16
reunid al pueblo, santificad la asamblea, congregad a los ancianos, reunid a los pequeños y a los niños de pecho. Salga el novio de su aposento y la novia de su alcoba.
17
Entre el pórtico y el altar, lloren los sacerdotes, ministros del SEÑOR, y digan: Perdona, oh SEÑOR, a tu pueblo, y no entregues tu heredad al oprobio, a la burla entre las naciones. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: "Dónde está su Dios"?
18
Entonces el SEÑOR se llenará de celo por su tierra, y tendrá piedad de su pueblo.
19
El SEÑOR responderá, y dirá a su pueblo: He aquí, yo os enviaré grano, mosto y aceite, y os saciaréis de ello, y nunca más os entregaré al oprobio entre las naciones.
20
Al ejército del norte lo alejaré de vosotros y lo echaré a una tierra árida y desolada, su vanguardia hacia el mar oriental, y su retaguardia hacia el mar occidental. Y ascenderá su hedor y subirá su fetidez, porque ha hecho terribles cosas.
21
No temas, oh tierra, regocíjate y alégrate, porque el SEÑOR ha hecho grandes cosas.
22
No temáis, bestias del campo, porque los pastos del desierto han reverdecido, porque el árbol ha dado su fruto, la higuera y la vid han producido en abundancia.
23
Hijos de Sion, regocijaos y alegraos en el SEÑOR vuestro Dios; porque El os ha dado la lluvia temprana para vuestra vindicación, y ha hecho descender para vosotros la lluvia, la lluvia temprana y la tardía como en el principio.
24
Y las eras se llenarán de grano, y las tinajas rebosarán de mosto y de aceite virgen.
25
Entonces os compensaré por los años que ha comido la langosta, el pulgón, el saltón y la oruga, mi gran ejército, que envié contra vosotros.
26
Tendréis mucho que comer y os saciaréis, y alabaréis el nombre del SEÑOR vuestro Dios, que ha obrado maravillosamente con vosotros; y nunca jamás será avergonzado mi pueblo.