23
Unidos están los pliegues de su carne, firmes están en él e inamovibles.
24
Su corazón es duro como piedra, duro como piedra de molino.
25
Cuando él se levanta, los poderosos tiemblan; a causa del estruendo quedan confundidos.
26
La espada que lo alcance no puede prevalecer, ni la lanza, el dardo, o la jabalina.
27
Estima el hierro como paja, el bronce como madera carcomida.
28
No lo hace huir la flecha; en hojarasca se convierten para él las piedras de la honda.
29
Como hojarasca son estimadas las mazas; se ríe del blandir de la jabalina.
30
Por debajo tiene como tiestos puntiagudos; se extiende como trillo sobre el lodo.
31
Hace hervir las profundidades como olla; hace el mar como redoma de unguento.
32
Detrás de sí hace brillar una estela; se diría que el abismo es canoso.
33
Nada en la tierra es semejante a él, que fue hecho sin temor.