28
que derraman las nubes, y en abundancia gotean sobre el hombre.
29
¿Puede alguno comprender la extensión de las nubes, o el tronar de su pabellón?
30
He aquí, El extiende su relámpago en derredor suyo, y cubre los abismos del mar.
31
Pues por estos medios El juzga a los pueblos, y da alimento en abundancia.
32
El cubre sus manos con el relámpago, y le ordena dar en el blanco.
33
Su trueno anuncia su presencia; también su ira, respecto a lo que se levanta.