11
He aquí, esperé vuestras palabras, escuché vuestros argumentos, mientras buscabais qué decir;
12
os presté además mucha atención. He aquí, no hubo ninguno que refutara a Job, ninguno de vosotros que respondiera a sus palabras.
13
No digáis: "Hemos hallado sabiduría; Dios lo derrotará, no el hombre."
14
Pero él no ha dirigido sus palabras contra mí, ni yo le responderé con vuestros argumentos.
15
Están desconcertados, ya no responden; les han faltado las palabras.
16
¿Y he de esperar porque ellos no hablan, porque se detienen y ya no responden?
17
Yo también responderé mi parte, yo también declararé lo que pienso.
18
Porque estoy lleno de palabras; dentro de mí el espíritu me constriñe.
19
He aquí, mi vientre es como vino sin respiradero, está a punto de reventar como odres nuevos.
20
Dejadme hablar para que encuentre alivio, dejadme abrir los labios y responder.
21
Que no haga yo acepción de persona, ni use lisonja con nadie.
22
Porque no sé lisonjear, de otra manera mi Hacedor me llevaría pronto.