7
Senda que ave de rapiña no conoce, ni que ojo de halcón ha alcanzado a ver;
8
las orgullosas bestias no la han pisado, ni el fiero león ha pasado por ella.
9
Pone el hombre su mano en el pedernal; vuelca de raíz los montes.
10
Abre canales en las rocas, y su ojo ve todo lo preciado.
11
Detiene los arroyos para que no corran, y saca a luz lo oculto.
12
Mas la sabiduría, ¿dónde se hallará? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?
13
No conoce el hombre su valor, ni se halla en la tierra de los vivientes.
14
El abismo dice: "No está en mí"; y el mar dice: "No está conmigo."
15
No se puede dar oro puro por ella, ni peso de plata por su precio.
16
No puede evaluarse con oro de Ofir, ni con ónice precioso, ni zafiro.
17
No la pueden igualar ni el oro ni el vidrio, ni se puede cambiar por artículos de oro puro.
18
Coral y cristal ni se mencionen; la adquisición de la sabiduría es mejor que las perlas.
19
El topacio de Etiopía no puede igualarla, ni con oro puro se puede evaluar.
20
¿De dónde, pues, viene la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?
21
Está escondida de los ojos de todos los vivientes, y oculta a todas las aves del cielo.
22
El Abadón y la muerte dicen: "Con nuestros oídos hemos oído su fama."
23
Dios entiende el camino de ella, y conoce su lugar.
24
Porque El contempla los confines de la tierra, y ve todo bajo los cielos.
25
Cuando El dio peso al viento y determinó las aguas por medida;
26
cuando puso límite a la lluvia y camino para el rayo,
27
entonces El la vio y la declaró, la estableció y también la escudriñó.