2
Porque tus saetas descendieron en mí, y sobre mí ha descendido tu mano
3
No hay sanidad en mi carne a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado
4
Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como carga pesada se han agravado sobre mí
5
Se pudrieron y se corrompieron mis llagas, a causa de mi locura
6
Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día
7
Porque mis caderas están llenas de ardor, y no hay sanidad en mi carne
8
Estoy debilitado y molido en gran manera; bramo a causa del alboroto de mi corazón
9
Señor, delante de ti están todos mis deseos; y mi suspiro no te es oculto
10
Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor; y aun la misma luz de mis ojos no está conmigo
11
Mis amigos y mis compañeros se quitaron de delante de mi plaga; y mis cercanos se pusieron lejos
12
Y los que buscaban mi alma armaron lazos; y los que procuraban mi mal hablaban calamidades, y todo el día meditaban fraudes
13
Mas yo, como si fuera sordo no oía; y estaba como un mudo, que no abre su boca
14
Fui pues como un hombre que no oye, y que en su boca no tiene reprensiones
15
Porque a ti, oh SEÑOR, he esperado; tú responderás, SEÑOR Dios mío
16
Porque dije: Que no se alegren de mí; ni cuando mi pie resbalare, se engrandezcan sobre mí
17
Porque yo estoy a punto de claudicar, y mi dolor está delante de mí continuamente
18
Por tanto denunciaré mi iniquidad; me acongojaré por mi pecado
19
Porque mis enemigos son vivos y fuertes; y se han aumentado los que me aborrecen sin causa
20
y pagando mal por bien me son contrarios, por seguir yo lo bueno
21
No me desampares, oh SEÑOR; Dios mío, no te alejes de mí
22
Apresúrate a ayudarme, Señor de mi salvación