11
Abrevan a todas las bestias del campo; quebrantan su sed los asnos salvajes
12
Junto a aquellos habitan las aves de los cielos; entre las hojas dan voces
13
El que riega los montes desde sus aposentos; del fruto de sus obras se sacia la tierra
14
El que hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre; sacando el pan de la tierra
15
Y el vino que alegra el corazón del hombre; haciendo relumbrar el rostro con el aceite, y el pan que sustenta el corazón del hombre
16
Se sacian los árboles del SEÑOR, los cedros del Líbano que él plantó
17
Para que allí aniden las aves; en las hayas tiene su casa la cigüeña
18
Los montes altos para las cabras monteses; las peñas, madrigueras para los conejos
19
Hizo la luna para los tiempos; el sol conoció su occidente
20
Pones las tinieblas, y es la noche; en ella corren todas las bestias del monte
21
Los leoncillos braman a la presa, y para buscar de Dios su comida
22
Sale el sol, se recogen, y se echan en sus cuevas
23
Sale el hombre a su hacienda, y a su labranza hasta la tarde
24
¡Cuán innumerables son tus obras, oh SEÑOR! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tu posesión
25
Asimismo este gran mar y ancho de términos; allí hay peces sin número, animales pequeños y grandes
26
Allí andan navíos; allí este leviatán que hiciste para que jugara en él
27
Todos ellos esperan a ti, para que les des su comida a su tiempo
28
Les das, recogen; abres tu mano, se sacian de bien
29
Escondes tu rostro, se turban; les quitas el espíritu, dejan de ser, y se tornan en su polvo
30
Envías tu espíritu, se crean; y renuevas la faz de la tierra
31
Sea la gloria al SEÑOR para siempre; alégrese SEÑOR en sus obras