19
Oye tú, hijo mío, y sé sabio, y endereza tu corazón al camino
20
No estés con los borrachos de vino, ni con los glotones de carne
21
porque el bebedor y el comilón empobrecerán; y el sueño hará vestir vestidos rotos
22
Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies
23
Compra la verdad, y no la vendas; la sabiduría, la enseñanza, y la inteligencia
24
Mucho se alegrará el padre del justo; y el que engendró sabio se gozará con él
25
Alégrense tu padre y tu madre, y gócese la que te dio a luz
26
Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos
27
Porque sima profunda es la ramera, y pozo angosto la extraña
28
También ella, como robador, acecha, y multiplica entre los hombres los prevaricadores
29
¿Para quién será el ay? ¿Para quién el ay? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos