3 Y he aquí, algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema
4 Y viendo Jesús sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis malas cosas en vuestros corazones
5 ¿Qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados; o decir: Levántate, y anda
6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa
7 Entonces él se levantó y se fue a su casa
8 Y la multitud, viéndolo, se maravilló, y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres
9 Y pasando Jesús de allí, vio a un hombre que estaba sentado al banco de los tributos públicos, el cual se llamaba Mateo; y le dice: Sígueme. Y se levantó, y le siguió
10 Y aconteció que estando él sentado a la mesa en su casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos
11 Y viendo esto los fariseos, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores
12 Mas oyéndolo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos
13 Andad pues, y aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio; porque no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento
14 Entonces los discípulos de Juan vinieron a él, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan
15 Y Jesús les dijo: ¿Pueden los hijos de la recámara nupcial tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán
16 Y nadie echa remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque el tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura
17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y se pierden los odres; mas echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conserva juntamente
18 Hablando él estas cosas a ellos, he aquí vino un principal, y le adoró, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá
19 Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos
20 Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre hacía doce años, acercándose por detrás, tocó la franja de su vestido
21 porque decía entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré libre
22 Mas Jesús volviéndose, y mirándola, dijo: Confía, hija, tu fe te ha librado. Y la mujer fue libre desde aquella hora
23 Y llegado Jesús a casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y la multitud que hacía bullicio

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Mateo 9:3 Y algunos de los escribas decían para sí: Este blasfema.

English Standard Version ESV

Matthew 9:3 And behold, some of the scribes said to themselves, "This man is blaspheming."

King James Version KJV

New King James Version NKJV

Matthew 9:3 And at once some of the scribes said within themselves, "This Man blasphemes!"

Nueva Traducción Viviente NTV

Mateo 9:3 Entonces algunos de los maestros de la ley religiosa decían en su interior: «¡Es una blasfemia! ¿Acaso se cree que es Dios?».

Nueva Versión Internacional NVI

Mateo 9:3 Algunos de los maestros de la ley murmuraron entre ellos: «¡Este hombre blasfema!»

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Mateo 9:3 Y he aquí, algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Mateo 9:3 Y he aquí, algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.

Herramientas de Estudio para Mateo 9:3-23